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Posted: 2014-04-24T20:52:14Z | Updated: 2014-06-24T10:12:01Z Carta a un ciudadano americano. Gabo, la sonrisa del sabio | HuffPost

Carta a un ciudadano americano. Gabo, la sonrisa del sabio

As lo recordar siempre. Riendo, vencedor de otra batalla contra fuerzas ms grandes que l, en una imagen bonita de lo que fue toda su larga y maravillosa vida.
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CARTHAGENA - FEBRUARY 20: Colombian writer and Nobel prize in literature winner Gabriel Garcia Marquez poses for a portrait session on February 20,1991 in Carthagena, Colombia. (Photo by Ulf Andersen/Getty Images)

En algunas cosas, Gabo era como un nio. Con la misma capacidad de juego y de goce que tienen los nios. Su muerte el pasado jueves me hizo recordar algunos momentos que viv a su lado y que fueron de gran alegra. Pienso que as deberan ser recordados quienes se van de este mundo antes que nosotros: por la alegra compartida.

Un da en la primavera de 1995 almorzamos en Washington con l. Como siempre la conversacin fue animada y retadora. Al terminar dijo que quera ir a una librera. Fuimos a Olssons, en la Calle Wisconsin, con Prospect. Olssons era una de esas libreras con librero, donde no slo se encontraban los libros de moda o actualidad sino, sobre todo, los libros buenos. Una de esas en las que era posible encontrar tesoros escondidos y donde toda visita era una aventura.

Por curiosidad Gabo fue hasta la letra G y busc sus libros. Me agarr del brazo y susurr ms curioso que irritado:

-No hay ni uno solo.
-No puede ser - le dije yo.

Mientras l buscaba un libro de Kawabata, le pregunt a uno de los libreros si tenan libros de Gabriel Garca Mrquez.

-Por supuesto -me dijo, como si fuera algo tan obvio que no requiriera respuesta- estn en la M.

Sus libros, todos las traducciones al ingls y algunos en espaol, estaban perfectamente ordenados bajo la letra M, de Mrquez y no en la G, de Garca.

Gabo haba encontrado La casa de las bellas dormidas, de Kawabata, y traa en su mano dos ejemplares. Sonrea. Le alegr saber que, aunque bajo la letra equivocada, s estaban sus libros all.

-Te voy a regalar uno de estos -me dijo -. Es un libro que ha influido mucho en la novela que estoy escribiendo.

El se refera a Memoria de mis putas tristes, que publicara muchos aos despus, en 2004. Atisbos de la influencia de Kawabata haban aparecido antes en uno de los cuentos de Doce cuentos peregrinos, El avin de la bella durmiente, en el que una mujer hermosa duerme en el asiento al lado del narrador, en la seccin de primera clase de un avin, en un largo viaje entre Pars y Nueva York.

Mientras caminbamos por la calle Wisconsin me cont que estaba pensando escribir una novela basada en una experiencia suya, cuando vivi en un burdel en Barranquilla, pero asociada a imgenes que le haba dejado la novela de Kawabata. El nunca contaba los argumentos de sus novelas pero soltaba imgenes que tena, como sueos anticipatorios de la novela que vendra.

No puedo decir que fui amigo cercano de Gabo, ni mucho menos, pero lo conoc y tuvimos mi esposa y yo la alegra de vivir varios momentos con l y con su mujer, la bella y alegre Mercedes.

Gabo tena una relacin cercana con el Presidente para quien trabaj durante cuatro aos, Csar Gaviria, y con su ministro de Defensa y su Consejero de Paz, Rafael Pardo y Ricardo Santamara. Se podra decir que tuve la enorme fortuna de heredar esos afectos.

Durante innumerables veces hablamos de poltica colombiana, de procesos de paz con la guerrilla as como de la bsqueda de mayores libertades en Cuba al igual que de conspiraciones legtimas para acercar a la isla y a los Estados Unidos. Si la diferencia entre un proyecto realizable y una vana ilusin es el tiempo que toma cada cosa para concretarse, podra uno decir que siempre hablbamos de proyectos alcanzables. Al fin y al cabo pensar hoy en el fin del embargo, en la construccin de una verdadera democracia en Cuba que reemplace pacficamente a la dictadura castrista y en la paz en Colombia no resulta tan iluso.

Una de esas conversaciones termin en que yo ira de enviado del gobierno a una reunin "secreta" con Henry Kissinger en su casa de campo en Kent, para continuar una conversacin iniciada en la Casa Presidencial en Bogot, sobre el asunto cubano. Esto era en 1991. Desde entonces, Gabo estaba buscando una puerta como la que encontrara aos despus con Clinton.

Durante largos meses pude ayudarle en la edicin final del texto de Noticia de un secuestro (del cual guardo uno de los manuscritos, o debera decir, una de las versiones impresas, que me obsequi), porque los hechos que relata en su libro ocurrieron durante el primer ao del gobierno Gaviria y a m me haba encargado el Presidente de ofrecer esa ayuda. Verlo trabajar con rigor absoluto precisando cada fecha, cada momento, cada decisin de poltica y cada frase, ayudaba a ver aunque fuera por unos momentos, la relojera disciplinada que mova la mquina creadora de Gabo.

Cuando fundamos la revista Gatopardo con Rafael Molano, actual director de GQ para Amrica Latina, en 1999 en Bogot, al amparo de Publicaciones Semana, pensamos que estbamos haciendo lo que Gabo siempre haba dicho que deba hacer un periodista: contar historias.

Creamos una mquina para contar historias con un grupo nuclear pequeo -Marta Orrantia, Fernando Gmez, Juanita Uribe, Fernando Quiroz, Hernn Sansone, Luis Carlos Cifuentes, Alfonso Parra, y algunos pocos ms- que se encarg de buscar cronistas en todos los diarios de Amrica Latina, periodistas que tenan historias para contar y que en sus diarios no encontraban el espacio para el periodismo narrativo.

Gabo, que haba adquirido en esa misma poca a Cambio con un grupo de prestigiosos periodistas colombianos -Roberto Pombo, Ricardo Avila, Mauricio Vargas, Edgar Tllez, Mara Elvira Samper y Pilar Caldern- elogiaba a Gatopardo cuando nos encontramos pero dudaba, con razn, que la revista fuera un proyecto sostenible.

-Debe perder mucho dinero -me dijo un da en Mxico.
-Todo -le deca siempre a manera de respuesta- pero nadie como t sabe cunto se goza con un juguete como ese.

Cmo gozaba la vida Gabo! Quera hacerlo todo. Cambiar el mundo. Escribir una mejor novela que la anterior, aunque la anterior fuera imbatible. Hacer una revista de periodismo de verdad. Crear una escuela de periodistas observadores y combativos. Explorar el cine. Perderse en la msica. Comer bien, largo, con buenos amigos. Hacer amigos. Rer a carcajadas. Recordar historias de combate. Adorar a Mercedes. Decir que sus mejores obras eran sus hijos, no sus libros. Ir ms all de su corazn, que era gigante, para expresar cario.

Y bueno, lo hizo todo.

Escribi los libros ms importantes de la lengua espaola, ("desde el Quijote", dijo Neruda). Hizo una de las mejores revistas de periodismo del continente: Cambio. Cre la escuela de periodistas: la Fundacin Nuevo Periodismo Iberoamericano, que dirige con xito Jaime Abello. Cofund una escuela de cine: la Escuela de cine y televisin, de San Antonio de los Baos, en Cuba. Gan el Premio Nobel de literatura a los 54 aos y durante los siguientes treinta y dos aos escribi novelas que habran merecido ellas tambin, el Nobel (El amor en los tiempos del Clera y El general en su laberinto). Ejerci una enorme influencia cultural, sociolgica y poltica como ningn otro escritor durante ese tiempo. Hizo tantos amigos que no caben, que no cabemos, en el Internet desde el pasado Jueves Santo.

Un da por all en el 2003, cuando ya haba pasado la fase de quimioterapia contra un cncer linftico que tena y el cncer estaba "en remisin", le pregunt como iba.

-Bien Caro Miguel. Sabes una cosa? A mi lo que me va a matar no es el cncer, sino esos malditos exmenes de control!

Y se ri.

As lo recordar siempre. Riendo, vencedor de otra batalla contra fuerzas ms grandes que l, en una imagen bonita de lo que fue toda su larga y maravillosa vida.

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